La piloto italiana Roberta Ponziani (Klint Forward Racing Team) ha trazado su propio camino hacia la lucha por las primeras posiciones en el Campeonato del Mundo Femenino FIM de Velocidad. Entre las pioneras de la temporada inaugural del campeonato, terminó quinta y ahora cuarta en 2025. Sin embargo, su espíritu rompedor de barreras viene de más atrás, ya que ha hecho de derribar muros infranqueables su costumbre.

AMOR A PRIMERA VUELTA: “Un día, de improviso, lo probé y me gustó”

Nacida en Teramo, Italia, Ponziani creció en una familia ajena al mundo de las carreras; de hecho, su primera vez en una moto fue por casualidad, cuando un circuito de minibikes cercano captó la atención de la joven. Lo probó y se encendió la chispa; con 9 años, su familia le compró su propia minibike y, literalmente, Roberta se lanzó a las carreras.

Hablando de sus orígenes y el negocio familiar, Ponziani contó: “Mi familia tiene una panadería y pastelería. Es un negocio familiar, así que prácticamente crecí allí y ahora trabajo con mis padres. Por las mañanas estoy allí, y por las tardes entreno. Nadie en la familia montaba en moto, pero de pequeña había un circuito de minibikes cerca de casa. Un día, de improviso, lo probé y me gustó. Mi padre me compró una moto con 9 años, y todo empezó ahí, aunque él no sabía nada de este mundo. Empecé a correr en un circuito cerca de casa, pero mi padre me llevaba, echaba gasolina y ya. La gente nos miraba y decía, ‘sí, pero hay que cambiar neumáticos de vez en cuando’. Yo pensaba que era buena. Al principio mi padre no creía que lo fuera, pero luego empecé a competir y gané el campeonato italiano de minibikes contra chicos. Era la única chica, y durante muchos años fui la única compitiendo contra niños en estas categorías. Cuando crecí, empezaron a venir chicas más jóvenes y ahora corren en el CIV italiano. Pero al principio, durante siete u ocho años, estaba sola”.

UN NUEVO CAMPEONATO: “Ahora que tenemos un Mundial, estoy contenta porque veo un objetivo: quiero ganar”

En 2019, la chispa de un posible nuevo campeonato iluminó el mundo de las dos ruedas. El Motoxracing Team creó una competición con un puñado de rápidas pilotos femeninas y dio vida quizás al primer campeonato femenino de la historia del motociclismo. Las mujeres podían competir con hombres en categorías como WorldSBK, WorldSSP y WorldSSP300; sin embargo, sin un sistema de campeonatos para desarrollar el interés y talento femenino, el deporte seguía muy dominado por hombres. Tras solo dos años del campeonato incipiente de Motoxracing, demostró el interés por un campeonato solo femenino, culminando en la creación del Campeonato Europeo Femenino.

Sobre su evolución, la italiana dijo: “En los últimos años [del Campeonato Europeo] llegamos a veinte chicas, ¡y ahora tenemos un Mundial! Antes del lanzamiento de la serie solo femenina, corría, pero siempre con hombres, terminando quizás décima. Me divertía en las categorías nacionales, pero no tenía un objetivo mundial contra ellos. Ahora que tenemos un Mundial, estoy contenta porque veo un objetivo: quiero ganar. Claro que quería ganar, pero con hombres es duro. Sinceramente, no pensaba que sería tan fuerte. Vengo de minibikes y luego Supersport 300, nunca hice Moto3 ni Supersport ni nada, así que el año pasado empecé en WorldWCR sin expectativas porque no tenía tanta experiencia. No conocía todas las pistas ni la moto, ni tenía la experiencia de María o las que ya habían corrido en el Mundial. En el grupo top, soy de las menos experimentadas”.

¿QUÉ ESPERA A LA #96?: “Es una locura porque estuve a punto de dejarlo. Tenía 23 años, no había Mundial, gastas dinero, no encuentras sponsors, ¿qué haces?”

Ponziani recuerda con cariño su paso por el Campeonato Europeo Femenino. Entre lo positivo, valora las relaciones que formó con varias de sus compañeras hoy en WorldWCR. Ella y las amigas que ha hecho en el paddock han recorrido un largo camino, pero lo que más la satisface es que ahora tienen un prestigioso título por el que luchar.

Sobre de las amistades que ha forjado y su futuro, explicó: “Me llevo bien con todas, pero las que mejor conozco son Beatriz, Sara y María. El año pasado, cuando Sara ganó su primera carrera, me alegré porque pensé, ‘vaya, hemos seguido el mismo camino y hemos llegado hasta aquí; por fin entiendo el nivel que yo también puedo alcanzar’. Es una locura porque estuve a punto de dejarlo. Tenía 23 años, no había Mundial, gastas dinero, no encuentras sponsors, ¿qué haces? Y ahora mira dónde estamos. En cuanto al futuro, me gustaría quedarme en este mundo. Si no corriendo, dando cursos de pilotaje y quizás seguir con el negocio familiar. ¡Tal vez podamos montar un equipo con la panadería de sponsor!”

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